Cuando inició la Terapia Celular, las células tenían que ser inyectadas a los pocos minutos de haber sido extraídas de un animal recién sacrificado. Hoy en día, se utilizan células congeladas en fresco, preparadas bajo unas condiciones clínicamente controladas tanto en animales como en humanos.

Los animales donadores provienen de rebaños particulares cuidadosamente seleccionados y supervisados por médicos veterinarios y son mantenidos en estricta cuarentena (6 semanas) antes de su uso.  No se agregan sustancias químicas o farmacológicas durante la extracción y el proceso de los tejidos orgánicos.  El contenido celular permanece bioquímica y estructuralmente invariable, de manera que se preserva su completa efectividad médica.

El método de células congeladas utiliza para su conservación, una congelación muy rápida (congelación Flash), que no debe confundirse con los métodos usuales de congelación, pues en el congelado flash (criogenia), los tejidos son puestos a temperaturas de hasta (-190 grados C) en unos pocos minutos, y esto hace posible mantener el material celular con esterilidad, conservando íntegra su vitalidad y poder terapéutico.